martes, 16 de abril de 2013

Divagaciones.

Te das cuenta de que para poder seguir tienes que romperte del todo. Así que, aquí estoy, con ganas de liberarme de que mi cuerpo se haga pedazos para poder volver a reconstruirme. No sé que hacer, no puedo huir... No me encuentro, no me reconozco...
Me he dado cuenta de que mi realidad se me escapa mientras vivo imaginado una mentira, y todo eso se me ha escapado de las manos, mi propia realidad se me escurre y ahora lo único que deseo, es romperme del todo, que se libere esta agonía que me ahoga cuando me toca enfrentarme a los hechos.
 Pienso y siento, lo que siento y luego pienso. Mi universo, mi cuerpo en medio de todo este caos que me aprisiona, que me atemoriza. Contradicción. 
Creo que voy salirme de mi cuerpo, creo que hoy mis pies seguirán otro camino, estoy segura de que la mirada se tornará firme hoy. 
Quiero que mi alma vuele hoy, que se sienta libre y en calma, quiero que mi mente y mi corazón dejen de enfrentarse, porque la que terminaré loca, seré yo.
Y vuelve la contradicción, o no. Saldré a la calle para hablar de amor con mi mirada y hablar al crepúsculo de tu a tú, diciendo adiós al ayer, igual que él pero para ver al mañana con sonrisa renovada. 
Comerme el mundo sin miedo a nada, arrancarme todos los miedos y  regalarle a la vida la mejor de mis sonrisas. Gritar, saltar, vivir.
Llego al mirador de las raíces, está todo muerto. Miro pero sin mirar, sigo en mis pensamientos y mis pensamientos, eso, me atraviesan aveces o se funden con mi alma. Un pequeño halo de luz de pronto interrumpe la fusión, escucho la naturaleza y miro, ahora sí miro, veo, me fundo con el ahora y no con lo abstracto de mi cabeza. De pronto vivo el aquí y el ahora.

Escrito por: Ti y  por Mí.

miércoles, 3 de abril de 2013

Muro




-Es como si tuvieras un escudo que te defiende de los cañonazos.
-Sí, me sigo acercado al cañón pero tengo un escudo para que no me traspasen los cañonazos.
-Pero eso no está bien…
-No le veo el lado malo, me acerco a la gente solo que no dejo que me afecten.
-Sí, te estás perdiendo la oportunidad de sentir de verdad.
-Eso no es malo, si no siento de verdad, no sentiré dolor de verdad…
Me miró a los ojos y me dijo con mayor seriedad que antes:
-Te estás perdiendo la oportunidad de sentir de verdad.
Con su mirada me dijo todo lo que me perdía… Esa mirada decía más que sus palabras.

Pero tengo miedo, si algo he aprendido es que si te atreves a creer, te arriesgas a sufrir y me cansé de lanzarme al precipicio sin paracaídas. 
No me quedan ganas de sentir.
He levantado un muro donde nadie puede entrar, pero estoy bien así, me siento cómoda, se está muy agusto aquí con esa falsa seguridad de que nadie puede hacerme daño, esto me ayuda seguir. No puedo derribarlo, no sé saltarlo, pero por encima de todo no quiero hacerlo. Saltarlo sería… caer en una realidad que aún no puedo enfrentar, una realidad de la que llevo huyendo mucho tiempo. 
De momento, me quedo a vivir la vida desde este otro lado del muro, que te prometo, no es tan malo, solo a veces siento una punzada de vacío, pero nada comparable a todo lo que tendría que soportar si el muro callera y me dejara a la deriva.